Nicolás Arcos López
- El dueño del agua.
- En el ejido San Miguel, Municipio de Salto de Agua, Chiapas, se encuentra un lugar llamado cascada de misolha (misol ‘barrer ’, y ha ‘agua’) ‘caída de agua’. Hoy día, este lugar es considerado como uno de los centros turísticos del municipio, frecuentemente es visitado por personas provenientes de distintos lugares del país y extranjero. Los primeros pobladores que estuvieron en contacto con la cascada cuentan los peligros que advirtió en su momento el yum ja’ ‘dueño del agua’.
- En un atardecer cuando las personas ch’oles andaban en busca de terreno para la siembra, escucharon a lo lejos el resonar del agua, ya cansados y con bastante sed, tuvieron que ir hasta el lugar, pero nunca se imaginaron que se toparían con el yum ja’. En ese momento no se dejó ver en persona, pero utilizó el ik’ ‘aire’, la ja’al ‘lluvia’ y el mam ‘rayo’ para enviar mensajes.
- Lo primero que impresionó a las personas fue la altura y el arcoíris que se formaba encima del agua y de repente, se escuchó una voz que decía:
- ‘Sé que ustedes fueron expulsados de su comunidad y no tienen donde quedarse. Solo así los dejo entrar en mi casa. Pero las personas que no respeten mi casa yo tampoco los respetaré, así fueren sus esposas, hermanos e hijos’.
- Después de haber escuchado al yum ja’, se sintieron alagados y a la vez tristes por la bienvenida, pues no sabían cuáles y qué tanto les afectaría esas medidas en caso de no cumplirlas. Al día siguiente, el pequeño grupo de ch’oles partieron nuevamente a sus lugares de origen para ir en busca de sus familiares y así como de otras personas que mostraran interés en fundar una nueva comunidad.
- Una vez que los ch’oles lograron instalarse cerca de la cascada, empezaron con la cacería de animales para sus alimentos, dio inicio la tala y quema de demasiadas extensiones de selvas para sus cultivos e incluso empezaron a adueñarse de tesoros que se encontraban escondidos en las montañas y cuevas. Cuando el yum ja’ se percató de esta situación empezó a comunicar su enojo a través de sueños con laktyaty’ (lak ‘nuestro’ tyaty’ ‘padre’) ‘nuestro padre’.
- ‘Veía como los kaxlanes ‘personas ladinas’ llegaban a incendiar las casas. Los locatarios del lugar lloraban y era imposible mostrar resistencia, pues el grupo que había llegado a hacerles maldad iban montados y llevaban consigo machetes’.
- Laktyaty’, sorprendido del anuncio, convoca a una reunión a los habitantes de la comunidad y comunica el mensaje, sin embargo, sus palabras no le fueron tomadas en cuenta ya que muchos hombres y mujeres siguieron con la misma práctica.
- El yum ja’ se percata que su palabra había sido desobedecida, entonces pone en alerta nuevamente a laktyaty’ y su comunidad:
- ‘Vio como la ja’al inundaban las casas y los cultivos cercanos a los ríos y arroyos. Los techos de las casas, los árboles y cultivos caían por las fuerzas del ik’. El mam alumbraba y gritaba el atardecer y anochecer’.
- Laktyaty’, percata que el mensaje soñado provenía del yum ja’ y en un consenso familiar deciden llevarles ofrenda y oración. De repente una corriente de aire apaga las velas y en eso se hace presente nuevamente una voz que decía:
- ‘¿Así pagan el favor que les di? Yo habito esta casa y no permitiré que me lo destruyan’.
- Laktyaty’, nuevamente le platica a sus familiares y amigos del suceso, y logra convencer a algunos de sus hijos para que cada año le lleven una muestra de agradecimiento al yum ja’. No conforme con esta situación, el yum ja’ se reúne con el ik’, ja’al y el mam, y a cada uno les pide apoyo para defender a los habitantes de la selva.
- El ja’al constantemente inunda el pozo de misolha -lo hace más profundo y turbio- y eso impide que los paseantes logren percibir el color natural del agua, y además, este tipo de eventos le genera pérdidas económicas a los dueños de los negocios establecidos en ese lugar.
- El Ik’, se encarga de arrasar las nubes hacia otros lugares y también con su soplido suele generar grandes incendios en las montañas y en los cultivos en la temporada de quemas. Por otro lado, a través del remolino suele atrapar y sumergir en lo más profundo de la cascada a las personas.
- El Mam, por su lado, alumbra y grita el paso del ik’ y ja’al; quema de manera física y espiritual a los saqueadores y cuando puede, vuelve a esconder los tesoros en lugares poco accesibles.
18. El yum ja’, sigue vivo y constantemente visita San Miguel.